ORÍGENES DEL TEATRO EUROPEO.
El teatro medieval tiene sus orígenes en el ritual cristiano, ya que la Iglesia comenzó a escenificar pasajes de la Pasión o narraciones del Antiguo Testamento con la intención de que las ideas que pretendían transmitir calaran más hondamente en la población, en su mayoría iletrada. Al principio, estas escenificaciones se hacían dentro de la iglesia durante los servicios religiosos, en lengua latina, y en ellas aparecen ya los elementos dramáticos básicos: color, movimiento, indumentaria especial, o insinuaciones verbales con las que se busca la implicación del público.
Llegó un momento (alrededor del siglo XII) en el que el teatro dejó de representarse dentro de la iglesia y las escenificaciones se hacían en el atrio. Se sustituye el latín por las diversas lenguas vulgares. En España sólo se conserva solamente una obra de este tipo: el Auto de los Reyes Magos.
Poco a poco se desplazaron a las plazas públicas quizá por alguna de estas razones: porque las dramatizaciones se hicieron demasiado elaboradas, o porque se fueron introduciendo elementos profanos, cómicos, y tal vez poco decorosos. A pesar de todo, los espectáculos seguían siendo esencialmente religiosos. La organización ya no estaba en manos de la Iglesia, sino que tanto la puesta en escena como la interpretación corría a cargo de los gremios, es decir, de las asociaciones de artesanos profesionales. Muchas veces estos gremios representaban episodios bíblicos acordes con su profesión. Así, por ejemplo, en Inglaterra, en York, los constructores de barcos eligieron “El arca de Noé”, los panaderos representaban frecuentemente “La última cena”, etc. Estos espectáculos, en sus inicios, se representaban sobre tablados elevados e incluso sobre carromatos que se podían trasladar a distintas partes de la ciudad. En estos escenarios medievales también participan juglares, danzarines y mimos, es decir, cómicos itinerantes pertenecientes a los grupos marginales de la sociedad.
Los géneros teatrales que triunfan en la Europa medieval:
_ Los misterios: eran obras teatrales de temática religiosa, sacadas de la Biblia o de las vidas de santos. Sus representaciones eran espectaculares: podía durar varios días, participaban numerosos actores (incluso, a veces, todo el pueblo) y los escenarios se montaban al aire libre sobre grandes tablados.
_ Los milagros: de temática religiosa, se basaban en leyendas piadosas sobre pecadores salvados del infierno por intercesión de la Virgen. Eran más breves que los misterios y su puesta en escena era más sobria y sencilla. El más conocido es el Milagro de Teófilo, del escritor francés del siglo XIII Rutebeuf. Este milagro gira en torno a un hombre que vende su alma al diablo, uno de los temas más fecundos de la literatura universal.
_ Las farsas: de carácter profano y no religioso. Su finalidad ya no es adoctrinas, como en los otros dos géneros, sino entretener. Son pequeñas piezas cómicas y satíricas de asuntos similares a los fabliaux franceses. La más famosa es la Farsa de maese Pathelin, perteneciente a la literatura francesa del siglo XV y de autor desconocido.
_ Las Danzas de la Muerte: aunque no pertenecen al género teatral, hay indicios de que pudieron ser representadas. Eran poemas que surgieron en Europa en el siglo XIV a raíz de la Peste Negra. En ellos, la Muerte, que aparece personificada como un esqueleto implacable y cruel, invita a diversos personajes, pertenecientes a las diferentes clases sociales, a abandonar este mundo para danzar con ella. El tema central de todas estas Danzas es el poder igualatorio de la muerte, que no distingue al poderoso del humilde o al joven del anciano.